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18 marzo 2011

Amebiasis en colmenas de abejas melíferas (Apis mellifera).

Por: Dr. R. A. Calderón; Bach. Guisella Chaves; Lic. Natalia Fallas, Centro de Investigaciones Apícolas Tropicales, Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica. rcalder@una.ac.cr
Introducción: La amebiasis o amebosis es una enfermedad parasitaria de las bejas adultas, causada por el protozoario Malpighamoeba mellificae Prell., conocido también como Vahlkampfia mellificae, orden sarcodina.
Este protozoario fue descrito por Maassen en Alemania (1916) y clasificado por Prell en 1926. Es un parásito microscópico que se caracteriza por la formación de quistes (estadios de resistencia), los cuales presentan una envoltura que los protege de condiciones adversas (físicas o químicas). Son de forma redonda, de un tamaño aproximado de 5 a 8 micras de diámetro y pueden permanecer viables en los panales hasta por seis meses.
Ciclo biológico: Los quistes son ingeridos por las abejas al limpiar los panales y las paredes de la colmena o al consumir miel contaminada. Una vez ingeridos llegan al intestino, posiblemente en el extremo posterior del ventrículo (donde se acumulan partículas sólidas de alimento) e inician la fase vegetativa (germinación de una ameba flagelada), penetrando posteriormente en el interior de los tubos de Malpighi (excretores)  Ahí se alimentan entre las células o dentro de ellas a través de sus pseudópodos y se reproducen por fisión binaria.
Producen atrofia de los tubos, impidiendo la correcta eliminación de los desechos de la hemolinfa, como el ácido úrico, lo que conlleva a una auto-intoxicación de la abeja. Alrededor de 3-4 semanas, la mayoría de las células del epitelio tubular son destruidas, liberándose los quistes, que pueden infectar otras células o pasar al intestino y luego al recto para ser excretados con las heces.
Distribución: La amebiasis se encuentra ampliamente diseminada en Europa, Oceanía y América. Es exclusiva de las abejas obreras, siendo su mecanismo de difusión la trofalaxis. La fuente de contagio y los mecanismos que favorecen el desarrollo de la enfermedad, son similares a la Nosemiasis. Entre estos se encuentran los periodos de hacinamiento de las abejas en la colmena, causados principalmente por lluvias o vientos fuertes.
Patogenia: No se considera una patología muy importante, ya que se necesitan niveles muy elevados para infectar todos lo tubos de Malpighi y ocasionar la muerte de la abeja. Lo que se observa son unos pocos tubos afectados, mientras que los demás pueden continuar la función excretora. En su ciclo biológico, parece presentar dos picos anuales. Sin embargo, aun cuando no se considere una patología muy importante, con frecuencia se puede presentar asociada a Nosemiasis lo que complica el pronóstico.
Sintomatología: Los síntomas son similares a la Nosemiasis, hay mortalidad de abejas y despoblamiento de la colmena. En algunos casos se puede observar abejas que se arrastran fuera de la colmena, sin poder volar.
Además se da la presencia de disentería, observándose diarrea abundante de coloración amarillo claro en la piquera, abdomen engrosado y distendido, lo cual repercute en la capacidad de vuelo de la abeja.
Diagnóstico: Para el diagnóstico de laboratorio de la amebiasis, se realiza una disección del abdomen de la abeja adulta, para extraer los tubos de Malpighi y observar los quistes a través de las paredes de los tubos con un microscopio óptico a 400X. Esto es factible, ya que las paredes de los tubos se encuentran inflamadas y se tornan transparentes.
Utilizando pinzas se separan lo tubos de Malpighi del tracto digestivo de la abeja. Estos tubos son largas y delgadas proyecciones filiformes originadas en la unión del ventrículo con el intestino posterior. Se colocan sobre un portaobjetos con una gota de agua, luego se coloca un cubreobjetos, se oprime de manera uniforme para obtener una superficie plana y se observa a 40 x y 100 x (inmersión).
En infecciones severas los tubos se observan ligeramente abultados, con aspecto vítreo, color blanco lechoso y con zonas necróticas. Los quistes pueden ser observados en los tubos excretores, utilizando una tinción de contraste.
Asimismo, para el diagnóstico se puede utilizar las heces de la abeja, las cuales se diluyen en agua destilada. Los quistes son esféricos y su tamaño es el doble de las esporas de Nosema sp.
Tratamiento: No existe un medicamento eficaz contra la amebiasis. La fumagilina utilizada contra la Nosemiasis no es eficaz contra esta enfermedad.
Prácticas de manejo, como el cambio de panales, la desinfección de los materiales (cajas, fondos y tapas) y el transferir las abejas a colmenas no contaminadas a principio de verano, permiten controlar la infección.

06 enero 2011

AMEBOSIS Y TRIPANOSOMIOSIS


Por F. J. OrantesMalpighamoeba Mellificae es un protozoo que afecta a los túbulos de Malpighi (sistema excretor) de la abeja melífera. Se trata de una ameba que es ingerida por la abeja en su forma de resistencia (quistes), y una vez que estos quistes llegan al intestino, pasan a una fase móvil, penetrando los túbulos de Malpighi, donde se multiplican, dañando seriamente el epitelio de los túbulos e impidiendo su función excretora.
Las primeras observaciones realizadas de este protozoo se las debemos a Maassen (1916) y Morgenthaler (1920), no obstante fue Prell (1926) quien describió y clasificó a la especie denominándola M. mellificae.
Este parásito ha sido detectado en prácticamente en todos los países europeos. En España, si bien no aparece en algunos informes de sanidad (Matheson, 1996), M. mellificae fue diagnosticada por primera vez en las Islas Canarias (Gijón-Botella et al., 1987) y en la Península Ibérica, en Portugal (Delgado y Pinheiro, 1980) y el norte de España (García Pérez et al., 1993).
Las infectaciones mixtas Nosema apis y Malpighamoeba mellificae son frecuentes, agravándose la patogenicidad que producen ambos protozoos. La sintomatología es inespecífica y el diagnóstico depende de la observación de los quistes con el microscopio, en el interior de los túbulos de Malpighi o en el contenido del recto.
Parasitación por flageladosSon muy escasos todavía los estudios realizados sobre los protozoos flagelados que afectan a la abeja melífera, por lo que son desconocidos sus ciclos biológicos y la patogenicidad de éstos en Apis mellifera L.. No está claro pero parece que una de las principales causas que dan lugar a la aparición de estos protozoos en la abeja se debe a factores climáticos y sobre todo disfunciones nutricionales (Lipa and Triggiani, 1980).
En Europa y Sudáfrica, se han hallado con frecuencia infectaciones por flagelados, sobre todo de las especies Leptomonas apis y de Crithidia sp. Langridge y McGhee, (1967) consiguieron cultivar organismos aislados en apiarios de Vitoria (Australia) denominando a la especie aislada Crithidia mellificae. Todas estas especies pertenecen a la familia Trypanosomidae.
Material y métodosLas muestras han sido recogidas de 12 apiarios experimentales situados en el sur de la Península Ibérica, el muestreo se llevó a cabo entre octubre de 1990 a octubre de 1992.
La distribución geográfica de las estaciones de muestreo fue la siguientes: Cáceres, Castellar de la Frontera (Cádiz), Dos Hermanas (Sevilla), Hornachuelos (Córdoba), Lepe (Huelva), Trassierra (Córdoba), Lanjarón (Granada), Vadillo-Cazorla (Jaén), Maro-Nerja (Málaga), Pinos del Valle (Granada), Berja-Laujar (Almería) y Murcia.
Cada muestra se componía de sesenta abejas, que fueron analizadas individualmente, homogeneizando el intestino en un tubo eppendorf con ayuda de un pequeño émbolo. De las muestra positivas, se prepararon extensiones que fueron fijadas durante 2 minutos con metanol, posteriormente fueron teñidas con Giemsa al 0,25% durante 12-18 horas. Los exámenes microscópicos se realizaron a 400x y 1000x.
En el caso de los flagelados, con las tinciones Giemsa quedó perfectamente visible el núcleo y el kinetoplasto (Fam. Trypanosomidae), sin embargo la relativa uniformidad en la morfología de esta familia junto con la conservación de las muestras (etanol al 70%, inservibles para estudios isoenzimáticos), imposibilitan aventurar cualquier posición taxonómica.
Resultados y discusión
M. mellificae

En total, sobre 162 muestras de abejas se analizaron 38 como sospechosas de contener quistes de M. mellificae, encontrándose quistes en unas pocas abejas de 3 muestras (1,85%).
Dos de éstas muestras aparecieron, junto con Nosema apis, en Lanjarón (Granada), procedentes de una muestra recogida en el mes septiembre de 1991 y en Trassierra (Córdoba) de una muestra recogida en el mes de diciembre de 1990. La tercera muestra procedía de Cáceres (recogida en el mes de mayo de 1991), sin que existiera una infectación mixta con N. apis.
Esta baja frecuencia de parasitación, 1,85%, es similar a lo que ocurre en el resto de países donde se ha diagnosticado este protozoo, el 2% en Inglaterra (Bailey y Ball, 1991) o el 2,8% en Italia (Giordani, 1959)
Como vemos es una patología que reviste poca importancia y que en contadas ocasiones puede repercutir sobre la población de una colonia. Serían necesarias unas infectaciones muy severas y masivas para que este protozoo afectase a todos los túbulos de Malpigio de la abeja (unos 100) y provocarle la muerte. Generalmente hemos encontrado unos pocos túbulos de Malpigio infectados, y por tanto el resto pueden continuar con su función excretora.
No existe control químico contra esta enfermedad y éste debe de efectuarse en base a un comportamiento higiénico del apicultor, descontaminando el equipamiento usado (Bailey, 1955; Furgala y Mussen, 1978), si bien algunos autores aconsejan el uso de la fumagilina.
TripanosomátidosDe los 12 apiarios estudiados se ha detectado la presencia de tripanosomátidos en 3 de ellos (25%), concretamente en Lanjarón (Granada) en dos colmenas, Maro-Nerja (Málaga) y Cáceres, en una colmena cada una, lo que representa el 11,4% de las colmenas estudiadas. Sin embargo muy pocas muestras y abejas estaban infectadas, el 2% y el 0,12% respectivamente (tabla 1). La parasitación en las cuatro muestras positivas osciló entre el 1,7% y el 11,8% (la media fue de 6,2%±4,6%), apareciendo sobre todo en los meses de julio y agosto.

TABLA 1/ Resultados del estudio sobre prevalencia
por Trypanosomátidos en el sur de España
Apiarios
Colmenas
Muestras
Abejas
Total
12
35
199
11940
Positivas
3
4
4
15
Porcentaje
25,0%
11,4%
2,0%
0,12%

Detalladamente, la muestra de Cáceres fue recogida en agosto-91 con una parasitación del 1,7%; las dos muestras de Lanjarón (Granada) fueron recogidas de dos colmenas en julio-91 con parasitaciones del 11,8% y 8,3% y muestra de Maro-Nerja (Málaga) fue recogida en julio-91 con una parasitación del 3,3%.
A pesar de que existen pocas evidencias de que la parasitación por flagelados sea patógena para la abeja, ésta debe de ser revisada. Landridge (1966) encontró Crithidia spp. en abejas, y observó que les provocaba una elevada mortalidad a pesar de que éstas especies no suelen ser patógenas, y en este estudio, en algunos de los recuentos efectuados siguiendo la metodología rutinaria para el conteo de esporas de Nosema apis, se contabilizaron hasta 1,6x106 flagelados en el intestino de algunas abejas.