25 noviembre 2014

Reducción de variedad de flores mata a las abejas - Reduction of flower kills bees.

El rompecabezas que es el declive generalizado de las abejas se complica aún más. La abeja europea (Apis mellifera) y el resto de insectos antófilos (que aman las flores) ya tenían que luchar contra el virus de las alas deformes, el hongo Nosema ceranae, el parásito Varroa destructor, sofisticados insecticidas como los neonicotinoides o el propio calentamiento global. Ahora, un estudio añade un enemigo más: la reducción de la diversidad de plantas y árboles florales provocada por la moderna agricultura.
Abeja en flor de pontederia - ULY MARTIN

Los Países Bajos es una de las regiones del mundo donde más ha avanzado la agricultura. El 80% del territorio que era natural a comienzos del siglo pasado hoy es tierra cultivada. Por eso, es un gran escenario real para estudiar el impacto que la agricultura moderna está teniendo sobre las abejas. Tradicionales aliados de los agricultores, estos insectos polinizadores están desapareciendo a un ritmo que alarma a éstos, pero también a los científicos.

Un grupo de biólogos holandeses ha descubierto que existe una conexión entre el descenso de la diversidad floral y el declive de las abejas. Su trabajo se centra en las especies silvestres pero sus conclusiones podrían ayudar a desentrañar el colapso que sufren muchas colmenas de abeja melífera.

"Los efectos negativos del varroa, las enfermedades o la carga de pesticidas pueden verse reforzados por una limitación de la disponibilidad de comida", dice el ecólogo de la universidad de Wageningen y coautor del estudio, Jeroen Scheper. "Al estar en peores condiciones por un escenario de escasos recursos, las abejas melíferas pueden ser más vulnerables a estas amenazas. Y el mecanismo puede funcionar a la inversa: los efectos no letales de los pesticidas pueden afectar negativamente a la eficiencia forrajera de las abejas obreras, lo que podría tener un mayor impacto cuando la disponibilidad de recursos florales es baja", añade.

Scheper y sus colegas recopilaron ejemplares de varias colecciones de taxidermistas y museos de más de 50 especies de polinizadores silvestres. Querían saber de qué flores se alimentaban antes de que, desde los años cincuenta del siglo pasado, la agricultura se extendiera por casi todo el territorio holandés. Pero buscaban más el polen que el néctar.

"El polen es un recurso alimenticio crítico para las larvas de las abejas, pero no se desarrollan con el polen de todas las especies de plantas. Algunas especies de abejas solo crecen con el polen de un único género o familia, mientras que otras especies lo recolectan de una amplia variedad vegetal. Pero aún en este caso, las abejas tienen preferencias por determinados taxones y se desarrollan menos con las variedades que menos las atraen", explica Scheper. "Por el contrario, las abejas son menos exigentes con el néctar, es decir, las especies que recolectan polen de una única variedad de planta también recogen néctar de muchas otras variedades vegetales", añade.

Al comparar con el polen de los insectos disecados, los investigadores comprobaron que las especies actuales que están en mayor declive son precisamente las que se alimentan de flores de plantas silvestres o semisilvestres que ahora escasean, como algunas variedades de fabáceas (leguminosas) cultivadas como forraje para la ganadería o como técnica de barbecho en el pasado.

Sin embargo, su estudio, recién publicado en la revista PNAS, también señala que aquellas especies de abejas especializadas en las rosáceas en vez de descender, han proliferado. Además de las rosas, esta familia de plantas incluye a gran variedad de flores, árboles frutales y muchas otras plantas ornamentales de las que los Países Bajos son una potencia exportadora.

Aunque Scheper insiste en que las conclusiones de su trabajo solo se centran en las especies silvestres de abejas y abejorros, la menor diversidad de flores se une al cóctel que factores que también están acabando con las abejas melíferas. El problema es quizá de visibilidad. El estado de las poblaciones silvestres, simplemente, se ha estudiado menos.

"Posiblemente, su situación sea aún peor, ya que no hay apicultores que estén supervisando a las abejas silvestres", recuerda el investigador de la universidad italina de Udine, Francesco Nazzi. Junto a su colega de la Universidad de Nápoles, Francesco Pennacchio, Nazzi acaba de publicar un trabajo en la revista Trends in Parasitology que intenta sistematizar qué está pasando con las abejas.

Su respuesta es que de todo. Lejos de una explicación simplista y monocausal, una especie de tormenta perfecta en la que unos factores agravan los efectos de otros sería la responsable del declive de las abejas melíferas.

"Se trata de un problema simple, la pérdida de colonias de abejas melíferas en todo el mundo, sin una respuesta simple", recuerda Nazzi. Y no es simple porque intervienen muchos factores. Aunque el virus de las alas deformes fue descubierto a comienzos del siglo pasado en el sur de Asia, el ácaro parásito que usa como vector no llegó a Europa hasta los años setenta y una década más tarde a Norteamérica. Los neonicotinoides, familia de pesticidas relacionados con el colapso masivo de las colmenas, no empezaron a usarse hasta los años noventa. Nazzi también menciona el deterioro de sus ecosistemas naturales por la expansión de la agricultura.

En su modelo, todas las piezas encajan y permiten interpretar "cómo los diferentes agentes estresantes pueden interactuar sinérgicamente para interferir en las defensas inmunitarias de la abeja", explica el investigador italiano. "Esto es muy importante ya que las barreras inmunes son fundamentales para mantener bajo control la difusión de las infecciones virales que pueden convertirse en destructivas en cuanto cualquier factor de los mencionados altera este frágil equilibrio, promoviendo una intensa replicación patógena", añade.

Para Nazzi, cualquier intento de luchar contra el declive de las abejas tiene que enfrentar cada uno de los factores que la amenazan. Desde intentar mantener controlados a los patógenos sin dañar a las abejas hasta reducir su exposición a los pesticidas o mejorar la gestión de la agricultura intensiva.

Of: http://elpais.com/elpais/2014/11/24/ciencia/1416847562_144983.html

23 noviembre 2014

API-AROMATERAPIA: PRODUCTOS APICOLAS y ACEITES ESENCIALES CONTRA VARROA.

El campo de aplicación de los aceites esenciales se va ampliando cada vez más.


Recientemente he descubierto que la aromaterapia también ha llegado hasta los apicultores y francamente me alegro mucho.
El uso de sustancias naturales en campos relacionados con cualquier producto que llegaremos a ingerir es desde luego mucho más saludable, y especialmente cuando además estamos hablando de la salud de las abejas.

Sin lugar a dudas las abejas están más que familiarizadas con las esencias sintetizadas por plantas aromáticas, pues de alguna manera están en contacto con ellas cuando salen a recolectar el néctar de las flores, especialmente en nuestras regiones.

Juan Luis Barral es un apicultor apasionado. Vive en Mallorca. Conocerle me ha acercado a un mundo bien bonito.
De su mano, he descubierto que los aceites esenciales se están utilizando para evitar los daños causados por un ácaro (llamado varroa destructor) que coloniza las colmenas y afecta gravemente al desarrollo de las larvas de abejas dejándolas debilitadas o de algunas manera “minusválidas” cuando ya son adultas.

Se conoce muy bien el poder anti-parasitario de algunos aceites esenciales y en lo relacionado con la varroa se ha descubierto que la molécula que mejor resultados ha dado es el timol.

Esta molécula pertenece a la familia de los fenoles y la encontramos en cantidades importantes en aceites esenciales tales como el tomillo quimiotipo timol – thymus vulgaris quimiotipo timol – (48,3 % a 62,5 %) , en el aceite esencial de tomillo salsero quimiotipo timol – thymus zygis – (30,9 % a 74 %), en el aceite esencial de ajowan – trachyspemum ammi – (36.9 % a 53,8 %), en el orégano compacto -origanum compactum – (hasta 60 %).
En cantidades menores podemos mencionar la ajedrea – satureja montana -, y en el serpol -thymus serpyllum.

Aunque Juan Luis empezó recientemente a tratar las colmenas con una mezcla de aceites esenciales (ver más adelante la fórmula), ya está comprobando que la presencia de varroa en las colmenas es notablemente inferior a lo habitual.

El interés de poder extender esta buena práctica al mundo de la apicultura reside en llegar a prescindir de las sustancias químicas que al fin y al cabo dañan a las abejas y dejan residuos en la miel que consumimos.
Se han llevado a cabo algunos interesantes estudios y espero que se puedan ir realizando más.

Desde hace unos años se está anunciando a nivel mundial el peligro de que se extingan las abejas por culpa de sustancias químicas utilizadas en la agricultura masiva. Esto sería una gran catástrofe ecológica puesto que las abejas son vitales por su implicación en la polinización natural de muchas plantas.

Como sabemos la miel acompaña frecuentemente la toma de aceites esenciales. Es el mejor excipiente para diluirlos y así suavizar su intenso sabor. Personalmente consumo miel desde hace muchos años y aprecio muchísimo la gran diversidad de mieles disponibles. Me gusta descubrir mieles y una de las que más me ha gustado descubrir en Mallorca es la de algarrobo: una auténtica delicia. Es precisamente una miel de temporada y se recolecta en Noviembre.

Todos los productos fabricados o secretados por las abejas son útiles para fines terapéuticas, y su uso tiene un nombre: apiterapia

APITERAPIA Y AROMATERAPIA, un encuentro beneficioso:
La miel es considerada muy frecuentemente como un medicamento por sus numerosas propiedades curativas. Es una fuente de energía rápida, en quinze minutos pasa al torrente sanguíneo. Las abejas fabrican la miel para alimentarse. Está compuesta por fructosa y por glucosa, contiene flavonoides (anti-oxidantes). 
La miel tiene propiedades antibacterianas y cicatrizantes. Se ha llegado a usar en hospitales para tratar exitosamente llagas infectadas. 
Desde esta perspectiva podemos usar la miel como base para diluir aceites esenciales no solo para tomarlos por vía oral pero efectivamente para tratar heridas asociando las propiedades de la miel y las de los aceites esenciales concretamente el poder anti-bacteriano y cicatrizante. En una tesis de doctorado en farmacia Florence Mayer usó exitosamente un preparado compuesto por 95 a 99% de miel y 1 a 5% de aceites esenciales.

Pensemos pues en el aceite esencial de lavanda (Lavandula angustifolia), en el de jara (Cistus ladaniferum), o en el de espliego macho (lavandula spica), 
El propóleo es una mezcla de resinas que recojen las abejas de los brotes, yemas de árboles y arbustos que ellas después elaboran para proteger las colmenas de posibles invasiones bacterianas o fúngicas. Contiene flavonoides y es utilizado a nivel terapéutico para tratar infecciones bacterianas y virales, más concretamente anginas o resfriados. También se conoce y usa por sus propiedades inmunoestimulantes.

Podemos asociar la toma de propóleo con el uso de aceites esenciales tales cómo el de ravintsara (Cinnamomum camphora qt cineol), mandravasarotra (Cinnamosma fragrans), mejorana silvestre (Thymus mastichina) o junto con un tomillo qt linalol (Thymus vulgaris qt linalol).

El polen de abeja sirve de alimento para las larvas. Está compuesto por glúcidos, proteínas, ácidos aminados, grasas, vitaminas (principalmente del grupo B), minerales (calcio, cloro, cobre, hierro, magnesio, manganeso, fosforo, potasio, silicio, azufre). Contiene una pequeña cantidad de antioxidantes y sustancias inmunoestimulantes.
Se le atribuyen propiedades estimulantes, fortificantes, antidepresivas y energéticas.
Si quisieramos reforzar estos efectos con el uso de aceites esenciales, podríamos usar katrafay (Cedrelopsis grevei), eucalipto radiata, ravintsara (Cinnamomum camphora qt cineol), romero qt cineol (Rosmarinus officinalis qt cineol), por ejemplo.
También es conocido por aliviar los síntomas de la menopausia, concretamente los sofocos. El aceite esencial que da buenos resultados para aliviar los síntomas de la menopausia es el de salvia romana (Salvia sclarea).
Es considerado como un alimento prebiótico, es decir que contribuye al equilibrio de nuestra flora intestinal.
La jalea real es secretada por las jóvenes abejas nodrizas y sirve para alimentar a las larvas durante los tres primeros días de vida y es el alimento exclusivo de la reina durante toda su vida.
Contiene glúcidos (fructosa y glucosa), proteínas, grasas, vitaminas (mayoritariamente del grupo B), minerales y oligo-elementos.
La jalea real es reconocida por su actividad adaptógena. Se recomienda a las personas debilitadas, convalecientes y se le atribuyen propiedades rejuvenecedoras (propiedades actualmente no comprobadas científicamente). Se usa igualmente para tratar problemas hormonales en la mujer, concretamente para aliviar los síntomas de la menopausia. Unos estudios recientes también apuntan a que la jalea real es eficaz para tratar la osteoporosis.

Es interesante destacar que genéticamente hablando las obreras y las reinas son iguales. Sin embargo la reina, la única en alimentarse toda su vida con jalea real, vivirá 40 veces más tiempo que una obrera, su tamaño es casi el doble y es capaz de poner más de 2000 huevos por día! En el mundo de las abejas queda claro que “somos lo que comemos”!

La producción normal de jalea real para las necesidades de la colmena es muy pequeña e insuficiente si se pretende distribuir este producto y venderlo. Para poder extraer cantidades mayores es necesario crear colmenas específicas cuyo propósito será la producción de jalea real.

Algunos aceites esenciales u otras sustancias me parecen más adecuados que el uso de la jalea real para obtener los mencionados efectos terapéuticos sobretodo si no está clara la procedencia de la jalea real…

En aromaterapia Dominique Baudoux atribuye propiedades adaptógenas a los siguientes aceites esenciales:
Mirto verde (Myrtus communis)
Palo de rosa (Aniba rosaeodora)
Pino silvestre (Pinus silvestris)
Abeto negro (Picea mariana)

El veneno de abeja (apitoxina) es conocido por sus propiedades analgésicas y anti-inflamatorias. Se han identificados parte de sus componentes a pesar de que existen pocos estudios clínicos los beneficios de las picaduras para tratar el dolor son conocidos desde hace mucho tiempo.

Existen dos formas para inyectar veneno de abejas: las picaduras directas y la inyección de una solución con veneno diluido. La primera opción es al parecer más eficaz, sin embargo eso supone el sacrificio de tantas abejas como de picaduras requeridas!
A pesar de ello me parece interesante para ciertos casos. Por ejemplo se han obtenido muy buenos resultados en personas que sufren de esclerosis múltiple.

También me resulta muy interesante asociar los aceites esenciales conocidos por sus propiedades anti-inflamatorias y antálgicas (eucalipto azul (Eucalipto citriodora), gaulteria (Gaultheria procumbens), katrafay (Cedrelopsis grevei) o manzanilla alemana (Matricaria recutita) para mencionar unos pocos) con la administración de veneno de abejas.

Para poder disfrutar plenamente de las propiedades de todos los productos apícolas es imprescindible que sean de primera calidad y sobretodo evitar los que hayan sido pasteurizados es decir la mayoría de los que se distribuyen a través de los supermercados.

PROPUESTA DE TRATAMIENTO AROMÁTICO PARA EL TRATAMIENTO DE LA VARROA
La formula sugerida a continuación nos ha sido propuesta por el Dr. Pascal Debauche. El Dr. Debauche estuvo implicado en varios proyectos pilotos junto con varios apicultores y conoce particularmente bien el mundo de las abejas. Aprovecho para agradecer su ayuda y paciencia!

Fórmula con poder “acaricida” anti-varroa:
Tomillo qt timol (thymus vulgaris qt timol) 3 ml
Ajowan (Trachyspermum ammi) 2 ml
Anis estrellado (Illicium verum) 2 ml
Cantueso (Lavandula stoechas) 1,5 ml
Menta piperita (Mentha x piperita) 1 ml
Clavo (Eugenia carryophyllus) 0,5 ml

Se usará la mezcla pura. Se depositan 10 gotas en un trocito de madera que colocaremos en la la base de la colmena (primer piso), o bien directamente en la madera de la colmena tal como lo está aplicando Juan Luis Barral. Este tratamiento se debe realizar cada tres a cuatro días durante dos semanas.

Espero que esta buena práctica con los aceites esenciales en el campo de la apicultura pueda servir a muchos más apicultores.

La abeja - The bees.